Me quedo con las cartas,
el llanto y los poemas
que a veces son tristeza
y otras más, sonrisas.
Me quedo con el vientre
en flamas, henchido,
y con una rosa
que el tiempo no marchita.
Me quedo yo con ellos
porque son tan bellos
como el pájaro y su muerte
y un beso que ensordece.
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