12 de septiembre de 2012

Eterno aroma

Enferma la tierra de nuestros rosales
se esconde la rosa dentro del capullo.
Emerge la espina con giros mortales
hasta silenciarle a la vida el murmullo.

Congela cruelmente la naturaleza
mis lágrimas finas que quieren regarte.
Será tal vez culpa de esta tristeza
que calla el grito del amor y el arte.

Percibo de pronto el aroma de rosa,
el dulce maná que está en mi sangre roja.
Naufraga así la final despedida,
palpita tu alma de vuelta a la vida.

Labraste en madera una bella figura,
mas nunca fui yo parte de tu escultura.
El amor sólo es noble si es finalidad.
Usado como medio es amor animal.

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