Como si tocara su sombra la piel,
o se fusionaran relato y tinta.
Como si durmiera dentro del clavel
la semilla inerte que lo proyecta.
De pronto despierta el alma en guerra,
de aire privada desde tu ausencia.
Inunda pulmones y se aferra
a mi garganta gritando que vuelvas.
Dime, amor, si eres tú quien asoma
entre sollozos que oprimen mi pecho.
Dime si con esta muerte retoma
tu alma ausente el lugar en mi lecho.
Te siento apenas presente a mi lado,
hasta que cesa el grito del alma.
De nuevo respira el cuerpo aliviado
e inunda a mi mente gélida calma.
No hay semilla que domine al clavel,
ni puede el alma habitar carne y hueso.
Pero aun siendo a mi cuerpo infiel
espero ansiosa del alma el regreso.
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